HISTORIA DE LA ESCALADA EN ROCA
La escalada en roca como deporte comienza con el ascenso al Cervino, en los Alpes Suizos, aunque ya el 28 de junio de 1492 se había realizado el ascenso al Mont Aiguille por Antoine De Ville, monte que presenta dificultades propias de la escalada en roca.
Por ejemplo, los antiguos cazadores seguramente escalaban paredes al perseguir a sus presas. En 1786 se registró el primer ascenso al Mont Blanc y de ahí que es desarrollara un interés más profundo sobre las montañas; primero por conquistar sus cumbres y después por escalarlas por vertientes cada vez más difíciles. De allí surge el desarrollo de la escalada en roca como deporte, al principio en la montaña y más tarde como especialidad en murallas independientes.
Junto con esto se desarrolló la tecnología del material de Escalada con el único fin de ampliar las posibilidades del escalador, y al mismo tipo garantizar su seguridad. Hasta entonces la Escalada había tenido la cualidad de ser un deporte ermitaño que tenía motivación o remuneración alguna, salvo la espiritual, que para muchos de nosotros continúa siendo la más, sin embargo las necesidades de entretenimiento y las comerciales, más tarde, impulsaron la creación de muros artificiales en los que aparte de entrenar se podía producir un espectáculo al que pudiese acudir público en general, así surge la Escalada Deportiva.
El desarrollo de este deporte surge de la conquista de las cumbres y la filosofía primaria era la de buscar nuevas rutas de ascenso. Esta concepción de la escalada encuentra un clímax en Europa a fines de la década de los treinta con la conquista de las últimas tres paredes nortes de las alpes: las Grandes Jorasses, el Eigerwand y la cara norte del Cervino. A estas se les conoció entonces como "los tres últimos problemas de los Alpes".
Actualmente, las paredes más frecuentadas son aquellas que no tienen condiciones de alta montaña pero sí un alto nivel de dificultad. A estas se les llama paredes calientes, en comparación con las frías que están en las montañas nevadas.
En la década de los setentas, algunos escaladores se dedicaban a trepar paredes de pequeña altura pero de un grado de dificultad intenso. Esta escalada, llamada en Estados Unidos bouldering, fue acogido por la mayoría de los escaladores como un excelente método de entrenamiento, pero con el tiempo llegó a cobrar cada vez más adeptos como disciplina deportiva en sí misma. De hecho, las barreras en grados de dificultad fueron resueltos primero por aquellos que hacian bloque que por aquellos que ascendían grandes paredes. Una década después, debido a la creación de muros artificiales dentro de recintos protegidos contra el clima y a la intervención de marcas comerciales, la escalada tomó un gran auge. A partir de entonces, la escalada se divide en dos: la tradicional y la que ahora se denomina escalada deportiva, en vista de que es precisamente ahí donde se realizan competencias, se ganan lugares y se rompen marcas.
{mospagebreak}
{mosgoogle}