Dificil decisión.
(relato)
Salvador, Dani y dos sherpas intentaron progresar por la arista. El tiempo era excelente, pero por eso mismo la pared y el corredor que dan acceso a la arista se vieron barridos con frecuencia por pequeñas avalanchas de hielo y nieve.
Cuando se pusieron a escalar la arista por encima del primer promontorio se encontraron con un terreno muy expuesto y de mucha mayor dificultad de la esperada. Sentían una angustiosa sensación de que no había nada sólido de verdad y que equipar ese filo de nieve con cuerda, en el estilo que se había planteado, era poco menos que imposible. Quizás se podría pasar una sola vez en ascenso, conteniendo la respiración, pero no era esa la táctica elegida y no era tampoco este ni el lugar ni el momento de improvisaciones y cambios de estrategia.
De vuelta en el campo II se decide descartar la arista. La única opción es volver a la zona N.; más o menos por donde se intentó en el 2004.
Con este objetivo en la madrugada del martes 3 salieron Tente y dos sherpas.
Cuando se meten en la ladera norte de la arista comprueban que la abundante nieve está sumamente inestable y que los largos flanqueos sobre esa especie de glaciar colgado presenta un enorme riesgo de avalanchas. Tente siente que el terreno es una verdadera ruleta rusa y decide dar media vuelta.
Reunidos todos en el C-II se hace asamblea y en esa misma mañana toman la dificil decisión de renunciar de nuevo a escalar la arista oriental del Dome Kang.
Descienden de inmediato al más confortable C-I y desde aquí es de donde me han llamado.
Me comentan que no están “hundidos” pues tienen claro que es la decisión correcta. Lo han intentado con toda sus fuerzas y entrega, pero las dificultades y peligros de la montaña en su situación actual no les permite, de modo claro, su escalada.
Aún disponen de algunos días y como por otro lado no hay ningún miembro del grupo en malas condiciones de salud o excesivo cansancio y tienen bastante comida y gas van a permanecer en el C-I por si pueden ascender algún pico de menor cota de los que rodean el glaciar.
Les he informado de lo atentos que estamos a sus vicisitudes y de lo fácil que me resulta hacerme cargo de su situación, así como de la confianza total en que sus decisiones son las mejores. Estoy seguro que son sentimientos compartidos por los restantes lectores de estas líneas.
Esto es lo hablado y así os lo cuento.
Desde el sentimiento de desilusión por la cima no culminada en mí prevalece el de admiración por quienes no eligen los caminos conocidos.