Boletín Solo Climb: ¿Cuál es tu motivación para hacer alpinismo? Eloi Callado: La vida pasa, los años se van, las personas que quieres también se van, las etapas se queman y las lesiones se quedan. Aún así, aunque me levante cada día un poco más estropeado, sigo teniendo ganas de salir a escalar… o al menos, eso es lo que me creo yo. Hay veces que ya no sé si me falta valor para dejar de escalar en serio. Siempre he defendido un alpinismo íntimo, de pocas etiquetas y muchas recompensas espirituales. Estoy hablando de unas recompensas que no te hacen salir en las revistas, pero que te ayudan a crecer y a madurar como escalador y, sobre todo, como persona. Entiendo la escalada como un vehículo para alcanzar ese crecimiento, y no un fin en sí mismo. BSC: ¿Podríamos concluir entonces que tu meta es una recompensa “espiritual”? EC: Sí, pero después de tantos años escalando, a veces me pregunto si sigo en esto porque “es el juego al que mejor juego…”. Ya no soy el chaval fanático que con apenas diecisiete años se iba a los Alpes con lo puesto, y en tren; ya no soy ese chaval que nunca veía ni mal tiempo ni malas condiciones, y que pensaba que las desgracias les pasaban a los demás… “no hay malas condiciones, sino malos alpinistas” solíamos decir. Como tampoco soy ya el chaval “antifreeke” que quería subir los catorce ochomiles por las vías más difíciles; que pensaba que el sufrimiento era crecimiento; que quería estudiar no sé cuántas carreras y dar un montón de vueltas al mundo con o sin dinero… Pues no… La madurez, con la perspectiva de la experiencia, hace que ese inconsciente fanatismo se moldeé hacia una conciencia más ancha de esa pasión que tantas alegrías te ha dado y tantas veces más te ha jodido. También hace que te vuelvas mucho más prudente (…o cobarde, según como se mire…) y que te bajes o te des la vuelta muchas más veces que antes. BSC: Visto así parece que la madurez sólo ofrece ventajas para el alma, pero ¿aporta algo en el plano deportivo? O, por el contrario, ¿crees que se gana en sabiduría pero la edad hace que desaparezca la capacidad del individuo para la actividad deportiva? EC: La madurez también permite hacer más grado en deportiva…porque ahora disfruto de lo lindo con los parabolts, los bidedos, con el sol y con no madrugar. Con la edad también dejas de ser tan egoísta… disfrutas del goce de los demás, e incluso ya no te importa llevar a alguien a esa vía que tú has repetido un montón de veces. A mi ya no me importa tanto lo que escalo, el objetivo; sino lo que siento escalando y con quién lo comparto. Hay tantas cosas alrededor de uno mismo… y antes, ni me daba cuenta. Perdí oportunidades y algún amor por no darme cuenta. BSC: Tanta pureza en tus planteamientos, ¿te ha impedido contar con firmas que ayudasen a hacer viables tus proyectos? EC: Para mí, por todo lo que he contado, ha sido importante mantenerme un poco al margen del “cotarro” alpinístico. No soy un escalador precisamente comercial. Siempre he escalado para mí, y he recorrido las montañas de medio mundo con una filosofía de la escalada bastante hippie y bohemia. Pero sí he podido contar con la ayuda de algunas marcas, y por eso me gusta tanto esa relación anárquica que tengo con la gente de SOLOCLIMB. He tenido la suerte de poder escalar siempre sin presiones ni compromisos, a mi rollo. Y lo más importante: he tenido la sensación de ser valorado por lo que soy, y no por lo que hago. BSC: Pero no eres precisamente conformista con el equipo… EC: No soy un fanático del material ni de ir siempre a la última, pero sí me gusta que el material FUNCIONE, que sea FIABLE, que no me deje tirado, por ley de Murphy, en el peor momento. Y, con gran suerte para mí, el material SOLOCLIMB siempre ha cumplido con creces en las situaciones más difíciles. Y en SOLOCLIMB también se me ha escuchado, y no precisamente por un comercial con master en marketing y responsable de los esponsorizados; sino por gente que se dedica a esto de producir buenas prendas de montaña y que, a la vez, son grandes alpinistas. |