Multiplicará por 10 su población por la llegada del AVE
Poca gente había oído hablar de Palazuelos de Eresma hace unos años. Si acaso, unos pocos aficionados al whisky o a la arqueología, porque allí se encuentran las destilerías de Dyc y unas ruinas visigodas. Pero la llegada de la vía del tren de alta velocidad ha hecho que su nombre empezara a sonar más allá de sus fronteras naturales.
¿Y el agua? ¿Hay agua para tanta población, para tantas industrias, tantos campos de golf?
"Vienen empresas y gente de Madrid que han levantado el precio del suelo", dice el teniente de alcalde
A sólo dos kilómetros -dos menos de los que separan este pueblo de 3.000 habitantes de la capital segoviana- está prevista la esperada estación de tren. Y claro, las expectativas han cambiado de la noche a la mañana. La calificación de los terrenos -sobre los que ahora se planifican 10.000 viviendas, capaces de albergar a unos 33.000 habitantes- no había variado desde los años ochenta. En aquel entonces se basó en el asentamiento en el municipio de dos empresas con expectativas de crecimiento: Dyc y Femsa, una de whisky y otra de baterías.
Se esperaba que los futuros puestos de trabajo hicieran crecer el pueblo en al menos 3.000 personas. Con esa perspectiva se hicieron aquellas recalificaciones. Sin embargo, el esperado desarrollo no salió, y sólo ahora el pueblo ha llegado, después de 25 años, a tener esos 3.000 habitantes.
Aquella ordenación urbanística se ha mantenido todo este tiempo sin que nadie le prestase demasiada atención. Pero ahora, tomándola como referente, donde se iban a construir cinco viviendas por hectárea se van a levantar 30, el máximo reglamentado.
Los antiguos propietarios han visto cómo sus terrenos se revalorizaban exponencialmente con la llegada de los promotores y el AVE. Aquellas tierras muertas de hastío son ahora "el lugar natural de expansión de la ciudad de Segovia", en palabras de los políticos. Zonas residenciales, zonas industriales, campos de golf… Casi una decena de planes parciales se han precipitado en los últimos años.
"El suelo clasificado en los años ochenta no tenía ningún interés; de hecho, planteamos una revisión en 1995 para desclasificar una parte, pero fue desestimada por la Comisión Territorial de Urbanismo de la Junta de Castilla y León (PP), y se quedó tal cual", comenta Domingo Asenjo (IU), el alcalde de Palazuelos de Eresma, donde gobierna desde hace tres años en coalición con el PSOE. "La línea de alta velocidad ha creado un interés de desarrollo que hemos ido controlando (algunos planes han tardado en aprobarse 14 años) y que vamos a seguir controlando, al menos para marcar nosotros el ritmo", añade.
"¡Quién iba a pensar hace cinco años que nos iban a poner una estación del AVE a dos kilómetros!", exclama Javier San Frutos (PSOE), el teniente del alcalde. "Han empezado a venir empresas, gente de Madrid que ha levantado los precios del suelo, y quizá ahí no estuvimos finos. Pero lo cierto es que teníamos puestas esperanzas en las Directrices de Ordenación del Territorio de la Junta, que al fin y al cabo son las que prevalecen, y no han ordenado nada. Nosotros nos hemos quedado al descubierto, y ahora intentamos sacar adelante un Plan General de Ordenación Urbana que nos permita marcar los ritmos", explica, ante la precipitada gestión administrativa con la que se tramitan los planes urbanísticos ahora.
¿Y el agua? ¿Hay agua para tanta gente, para tantas industrias, para el campo de golf…? Todas las partes están de acuerdo: "Hay agua si se optimizan bien los recursos". Y ante esta situación, los dirigentes de Palazuelos han propuesto la creación de una presa en el río Cambrones.
Y queriendo o sin querer, han tocado una joya de la corona para los segovianos: Las Calderas, paraje de esparcimiento y baño utilizado por la mayoría de los habitantes de la zona. "Ese sitio es sagrado para nosotros, además de que está reconocido por la Junta como lugar de interés natural", dice Claudio Sartorius, representante de la Asociación Salvemos Las Calderas. "No queremos que esto sea un Villalba II u otro Rivas Vaciamadrid", concluye.
Fuente: El Pais