No siempre el esfuerzo realizado en el intento de ascensión a una montaña tiene el resultado esperado de hacerse con todas las cumbres previstas.
La tristeza te invade por momentos pensando en el simple resultado, analizando las causas que hubieran ayudado a tener opciones de llegar a lo más alto. Ignorantes nosotros por lamentarnos, somos afortunados al volver a casa, con la experiencia vivida, con la suerte de poder contar nuestras vivencias que no es poco y seguir con opciones de soñar con esta u otras montañas.
Las montañas nunca abandonan su morada, somos nosotros los viajeros que buscamos sus secretos de un lugar a otro y que en ocasiones con su permisos alcanzamos lo más alto sirviendo como colofón a algo más grande aun que es el poder estar allí, donde otros sueñan por pisar y nosotros tenemos la suerte de estar.
Fuente: Expedición Tien Shan 2009